El rugby es un deporte de contacto pleno que requiere destreza, fortaleza física y gran inteligencia táctica. Debido a esto, existen prendas no rígidas autorizadas que pueden ser usadas como protección.
Este juego es quizá uno de los deportes más rudos: y en muchas ocasiones hay jugadores que terminan con algún tipo de lesión como la nariz rota, debido a que están prohibidos los accesorios de protección rígidos, excepto que sean mullidos, para no dañar a los oponentes.
Para practicar rugby es obligatorio utilizar protector bucal, una camiseta y un pantalón reforzados debidamente para poder resistir los lances del juego.
El kick boxing es una modalidad deportiva en que se mezclan las técnicas de lucha o combate del boxeo con las de algunas artes marciales como el karate. Pero en vez de golpear de cintura para arriba, también se permiten golpes sobre los muslos.
El fútbol americano es uno de los deportes de contacto más competitivos en el mundo donde el jugador requiere de un gran entrenamiento físico y mental, también de una buena disciplina. Los jugadores deben desarrollar habilidades como fuerza, velocidad, agilidad y resistencia; además utilizar en todo momento el equipo de seguridad (casco con barbiquejo, hombreras y fundas con guardas o tablas y nitros o rodilleras) para evitar lesiones.
El hockey sobre hielo es una disciplina de mucho contacto físico; los jugadores pueden empujar al oponente para tratar de que pierdan el control del disco, suelen ir equipados con toda clase de protección.
En la National Hockey League y otras ligas norteamericanas, existe una cierta permisividad durante el desarrollo de las peleas individuales, dejando que los jugadores se peguen hasta que uno le gana al otro o los dos caen al suelo; No pueden utilizar ninguna protección para que la pelea sea limpia. Cuando termina el combate los árbitros separan a los jugadores y aplican sanciones.
También está el boxeo como deporte salvaje donde los oponentes deben golpearse directamente en cualquier parte por encima de la cintura. La única protección es en la boca, por lo que la exposición queda a flor de piel.
Por Roosebelt Sánchez